jueves, 27 de septiembre de 2018

Te vi como a un muerto
que volvió
llamado.
En sesión espiritista
te llamé,
te llamé,
y cuando me hablaste
tu voz era otra,
tu baba,
no pude escuchar.
Te vi como a un muerto.
La sala era fría
y yo te invocaba
para no responder.
Para que sientas el frío
de tu propio frío
en tu propio salón.
Te llamé
para que te asustes
y tengas miedo
del abismo
que abriste
y no responder.

martes, 25 de septiembre de 2018

domingo, 23 de septiembre de 2018


Yo tenía
un souvenir.
Ahora amo
dejar
los cuchillos
de punta
en el
escurridor.



Hoy todavía
recuerdo la tarta de coco
que preparaba mi tía
cuando todavía era mi tía.
Recuerdo a mis primos
-que en ese entonces también lo eran-
jugando en el patio
a arruinar las plantas de mi abuelo
mientras dormía
su santísima siesta.
Y recuerdo
el despertar de mi abuelo
cuando al ver los destrozos.
Nos amenazaba con buscar su látigo de siete colas
que decía tener guardado en un cuartito
el cual todas las tardes
revisábamos
-mientras él dormía-
buscándolo.




domingo, 9 de septiembre de 2018

Todas las noches
elijo
un objeto 
del mal.
Lo abro,
lo guardo,
y por varios días
abro la puerta 
para espiarlo.
Le pongo objetivos,
plazos,
desafíos,
recompensas
y castigos.
Hasta que me canso
y comienzo 
a odiarlo.
Me pongo,
modos,
horarios,
planeo 
desecharlo.
Generalmente
los sábados
suena la bolsa
negra
que espera
afuera
en la puerta
que yo me decida
a arrojarlo.

Desde que perdí,
no hago más que
mantener los ojos abiertos
trasnochados
en alerta
a fuerza
de palillos
o cinta scotch.
Mi vida transcurre
a mal sueño
y en pocas horas.
Un luchar constante
de párpados
sin resaca.


 
Muy lindo el gatito.
Se deja lamer
por el perro.
Pero 
no es tonto.
Sabe reconocer
las fauces del lobo
así venga
con besos.