jueves, 14 de abril de 2022


Me rindo.
Voy a hacer lo que pueda.
Lo que me venga en ganas
si es que me vienen.
Mi problema es:
No tengo ganas.
Pero ojo:
no es vagancia,
no es comodidad.
Es un hueco,
gigante,
en el lugar exacto
en el que las personas
tienen fuego,
o una chispa chiquita
o un homúnculo
que les hace cosquillas.
No.
Nada de eso en mí.
Andamios de papel
en cimientos de agua.
Cuando mires mi ojo
pensá en anatomía,
en un consultorio
oftalmológico.
Nada.
Nada de mirada en mí.
No tengo.
A veces alguien me presta.
A veces juego un rato
a tenerla.
Es agotador.
No te das idea.
Mi voluntad
es un castillo de fósforos
en Lavalle y Florida.
Oíme, cuando digas
no tengo ganas
pensá bien lo que decís,
pensá bien en lo que hablás.
No.
Con ganas se nace
o se construye muy temprano.
Todo lo que venga después
está destinado a caer.
No te dejes engañar
por mi risa.
No te dejes engañar
por mis chistes.
Son las sombras que comí
de las ganas de otrxs.
Y me estoy cansando
de comer sombras.
Hoy me rindo.
Me ofrezco en sacrificio privado
a nadie.
Dejo ir las cosas de mis manos
y también mis manos.
Me rindo, madres, trabajadorxs, sonrientes, cocinerxs, viajerxs.
Ganen su mango
como deben.
Ganen su herencia como deben.
Tengan un fin de mes austero.
Un fin de mes decente.
Un fin de mes con margen.
Tengan capacidad de ahorro
y extensiones de tarjeta.
Tengan la vida en cuotas.
No llamen al lobo en la puerta.
Rían, rían que la vida es bella.
Rían, rían que no se nota.
Rían en sus fotos
y llénense de brillos,
de piel tersa
de filtros.
Sigan, sigan jugando
el juego de Sísifo.
Yo me rindo.



 


 


 


 


 

 

Qué hago yo
sauce llorón
plantado en el cemento?
No tengo río donde drenar.
No ven que me ahogo?
Que la lluvia no tiene
piedad?
No ven que crezco hacia adentro
con mis ramas de agua?
No lo ven?
No les culpo
Yo no me veía a mí mismo
por el agua
que es mi sangre.

Hoy me descubro sauce
No cualquiera:
llorón, llorante,
lagrimero.
No se asusten
si me ven solo.
Es mi esencia.
Así fui plantado
Y así he crecido.
Extiendo mis pestañas
larguísimas
hacia otros árboles
pero evitan
el contacto.

Dicen que si un sauce
los toca
los infecta
de melancolía.
Será por eso que
no reniego
del cemento.
Es una forma de cuidar.
De evitar la epidemia.
Y está bien que así sea.
A mí me tocó
cargarla, absorberla,
tragarla.

Mi pelaje trae paz,
el alivio para otros verdes
o añejos
que no aguantarían
ni una gota
de mi rocío
en sus cortezas.