miércoles, 7 de mayo de 2014

Anoche fui muñeca

Hoy
me arranco la cara
para ver
de frente.
¿Quién se atreve
ahora
a lamer mi cuello
y tragar mi sabor?






Los puntos cardinales

“Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte.”
Vicente Huidobro

¿Qué cuerpo tuve, tengo?
Nadie pregunta,
lo dan por hecho.

Si me hubiera dejado llevar
por el camino curioso
el sendero inocente

Si hubiera escuchado
en silencio
aquel impulso puro

Si mi madre…


Salto hacia atrás
y no encuentro la clave
el momento exacto

pero una lágrima sube por mi garganta

¿Quién
o qué fui?

No puedo escribir más
esta mentira,
esta acción artificial:

Arrancar vacío del vacío.





 Wandering Star - Portishead

Juicio a la noche

Pasaría la noche escribiendo,
moviendo mis dedos 
hasta que la vida entera 
pase por mis manos,
y la desesperación,
este infierno tibio,
se apague,
y salga el sol 
y oiga el sonido 
que ahora seca mis venas.

Y sigo
para no morir,
para no ahogarme.

Sé que me ahorca.
Me está ahorcando.
Siento sus dedos alrededor de mi cuello.

Busco el aire en un cable, en un tubo de luz,
y la luz no tiene aire 
pero se lo robo.

No.
No quiero morir.

Porque si paso esta noche
mañana lloraré
el destino furioso
que me azota
con nudos en el pecho y cadenas en los pies.

Y aún me veo viva, aún te escucho,
aún te recuerdo, me recuerdo.

Escribo para no olvidar,
para expulsarme
y mancho papeles con seres que desconozco,
y tiemblo.

Sigo viva.
No quiero detenerme jamás a callar.
Hablo tan en silencio,
me canso tanto de mí.

Si pudiera despegar de este infierno que me eligió,
volar en sueños blancos,
hundirme en tu mente prohibida y lejana,
para dejar que revuelvas mis entrañas
y hagas de ellas
un alma.


martes, 6 de mayo de 2014

Disciplina

No te aplicaré ninguna regla
antes de la noche.
No te dejaré balancear
en tu canasta
de bichos.
No permitiré
que hables
con la voz
de los vientos,
ni serás el carnero
con mueca
de ciervo degollado,
ni el edredón que lo envuelve.
Te ahogaré
con gusto.
Pero aún
tu pelo
me sonríe
tan siniestro
que de nada serviría
asesinarlo.

Detalle del alma

Vi a La Muerte.

Quemaba.

Me habló,
no contesté.

Vi a La Muerte.

Eco,
vacío que llenaba todo.

Sus ojos,
huecos,
agujeros,
puntas,
me desafiaron.

El ruido del dolor
era mudo
como el abismo que habita,
que habito.

Y callé.

Me acarició.

La miré
como quien se ve a sí mismo en el espejo.

Sonreí,
no tuve miedo.

Me vi
y me tragué.

La vi
y la ignoré.

Porque conoce a los muertos.

Y los saluda.