domingo, 29 de junio de 2014
Un cuadro
Un torbellino me arranca
un yunque atado a mi pie.
¿Quién roba hoy tus ojos?
¿Quién tiene tu halo al alcance de la mano y te deja ir?
No puedo llorar lo que no tengo,
no puedo gritar el nombre que guardás en tus párpados.
Tu pelo es imperfecto
y mis ojos rengos.
Estúpida
corta mano
que me lleva
a esperar no sé qué cosa.
¿Y yo quiero tocarte?
Hubiera
Hubiera querido
nacer
en el polo norte
de los acantilados,
en el medio
de los días,
en el bermellón
salvaje
de ultramar,
en las trastiendas
penúltimas
de la risa
con el agua al cuello.
Hubiera podido
mirarme a los ojos
sin chispear
y sin moretones.
¿Por qué me despertaste?
El sol entraba en mi ojo por un haz filoso,
la niebla era yo,
mi cuerpo era un recuerdo.
De repente tu mano
disparó cinco látigos
en mi mejilla.
Me tomaste de unos pelos delgados,
me levanté
y todo estaba allí,
en su mismísimo lugar.
Tus ojos no brillaban,
sostenían pestañas.
No eras tímida;
me querías sin labios
y sin manos.
martes, 10 de junio de 2014
Maldición
Este es el
engranaje,
el inútil
estruendo
de un
pensamiento
contra
otro
la
energía tremenda,
que viaja
de ojo en ojo.
¿Qué se
dice al abrir la boca?
¿Qué hay
en tus ojos
de
maldición egipcia?
¿Qué
destruyo
al no
besarte?
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